Family office: La relevancia de las inversiones de impacto en los portafolios familiares

La inversión de impacto está emergiendo en un momento en que la riqueza privada agregada nunca ha sido tan alta, donde los activos financieros globales totales llegaron a triplicar el PIB mundial en 2013 (McKinsey Global Institute 2014). En este contexto, los inversionistas más activos en las inversiones de impacto son los individuos con alto patrimonio (capacidad de inversión superior a un millón de dólares) y los family office (WEF 2013).

El importante rol que tienen las familias y los individuos de alto patrimonio en el ecosistema de las inversiones de impacto se explica principalmente porque tienen mayor flexibilidad en su decisión de inversión, especialmente debido a que no tienen que rendir cuenta a terceros, lo que les permite más capacidad de tomar riesgo y de elegir inversiones en función de sus intereses, y no solo respecto del retorno (WEF 2013). En general, estos inversionistas buscan alinear su portafolio de inversión a sus valores, “con el deseo de minimizar el daño y maximizar el beneficio que sus inversiones generan en el mundo” (The Impact 2016, p.3).

Junto con ello, está el cambio de patrones que está impulsando la generación Millennial —nacidos entre los años 1980 y 2000— en la forma en que invierten su capital. De hecho, estudios muestran que el 30% de los millennials creen que la prioridad número uno de los negocios debe ser mejorar la sociedad (Deloitte, 2013, p.5) y un 92% de los individuos de alto patrimonio, liderados por inversionistas más jóvenes y de mercados emergentes señala que la contribución al impacto social es importante (Capgemini en UBS, 2016, p.12)

From the Margins to the Mainstream WEF, Deloitte (2013)

El perfil de inversionista de impacto en Chile

El estudio Inversionistas de Impacto en Chile (Aninat & Fuenzalida, CEFIS UAI 2017) da cuenta que entre los inversionistas individuales y family offices en Chile existe un alto entendimiento del concepto de inversiones de impacto a la búsqueda conjunta de retorno financiero y social. Junto con ello, los inversionistas con experiencia muestran un alto grado de satisfacción con las inversiones de impacto ya realizadas y, en general, un alto interés por evaluar e incluso realizar inversiones de impacto en el futuro.

Aninat, M. & Fuenzalida, I. (2017). Inversionistas de impacto en Chile: Mercado y variables de inversión. Serie Mapeo de Filantropía e Inversiones Sociales. Santiago de Chile: CEFIS UAI.

Entre los inversionistas existe una motivación por lograr impacto social, y, por lo mismo, una tendencia mayor a priorizar en las inversiones de impacto los factores sociales. En cambio, no aparecen razones vinculadas a estrategias de inversión, como por ejemplo diversificación de riesgo.

A partir de las entrevistas queda en evidencia que un mismo proyecto puede ser analizado desde una lógica de inversionistas con criterios financieros o desde una lógica como una “alternativa de la filantropía”, y que depende de la fuente patrimonial con la cual se analiza la oportunidad de inversión (inversión tradicional vs. aporte filantrópico) para definir los criterios de exigencias de retorno financiero y/o retorno social. Así, la lógica subyacente entre estos inversionistas aparece escindida entre inversiones y filantropía, evidenciándose una falta de integración de concepto híbrido propio de la inversión de impacto, atendible a la novedad del concepto y su poca difusión y aplicación en el ámbito de inversiones locales.

El estudio realizó un análisis respecto al perfil de los inversionistas locales, ponderando variables sobre exigencias de rentabilidad financiera y  la importancia de los resultados sociales que reportan. De esta forma, hemos categorizado a los distintos tipos de inversionistas en Chile según su tendencia a abordar las inversiones de impacto.

Aninat, M. & Fuenzalida, I. (2017). Inversionistas de impacto en Chile: Mercado y variables de inversión. Serie Mapeo de Filantropía e Inversiones Sociales. Santiago de Chile: CEFIS UAI.

Es importante destacar que esta preponderancia de la categoría de inversionistas de Impact First por el lado de la oferta de capital tiene su correlato por el lado de la demanda: estudios sobre el sector en Chile muestran que las empresas sociales tienen una tendencia a priorizar los objetivos sociales por sobre los económicos, dado que la mayoría de ellas son motivadas e impulsadas por la intención de resolver un problema social (Muñoz et al. 2016).

El desafío para quienes reciben la inversión

A pesar de esta confluencia de visiones entre inversionistas y emprendedores sociales, los inversionistas entrevistados en este estudio señalan que la falta de proyectos preparados para recibir la inversión (investment ready) es una de las carencias principales del ecosistema en Chile. Los datos disponibles señalan que, en 2015, solo un 57% de los emprendimientos sociales percibió ingresos, los que fueron por un monto medio anual de 18 millones de pesos (Muñoz et al. 2016). El mismo estudio muestra que las alternativas disponibles para el financiamiento del emprendimiento social en Chile caen abruptamente luego de la etapa inicial —aportada principalmente por capital de cercanos— después de los seis meses de vida del proyecto (first loss capital) (Muñoz et al. 2016). En este contexto, la preparación de la demanda de inversión de impacto es un tema clave, tanto en su capacidad de estrategia y de gestión como en su capacidad de captar nuevos inversionistas de impacto (OECD, 2015). Es relevante considerar que los inversionistas constituyen un recurso que puede ayudar a mejorar la eficacia de los emprendimientos sociales ya que pueden ayudar a las organizaciones proporcionando no sólo financiación, sino también otro recurso relevante cual es el apoyo en la estrategia, gestión y crecimiento (Bannick y Goldman, 2012 en OECD 2015).

En este sentido, contar con una visión compartida entre inversionistas y proyectos de inversión constituye una importante oportunidad para ampliar el mercado, si las condiciones son las adecuadas para su desarrollo. Lograrlo requiere una estructura de mercado que fortalezca el emprendimiento social y genere la necesaria confianza de inversión en los proveedores del capital.

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